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2 jul 2015

HISTORIA DE VIDA:Colonia Mauricio: Historia de un pueblo Judío

Colonia Mauricio: Historia de un pueblo Judío
ESTO NO LO ESCRIBÍ YO

Me lo pandó una amiga
Y desconozco al autor, pero me pareció muy interesante

JAI - Para entender cómo fue la llegada de los judíos a la colonia de Mauricio, la cual pertenece al partido de Carlos Casares, en la Provincia de Buenos Aires, hay que remontarse a las condiciones bajo las cuales vivían en Rusia aquellos que más tarde emigrarían a la Argentina. 

La ansiedad ante el peligro de que se cubriera el cupo de judíos preestablecidos para cada zona de residencia, la inseguridad personal unida a un sentimiento de total indefensión, los controles sobre sus actividades, la vida miserable en el gueto, las abusivas actividades de los inspectores zaristas y el temor permanente a los pogroms, son las condiciones que conforman el marco de vida de los judíos en Rusia de fines del siglo diecinueve. Las duras persecuciones de la década 1880 y la posibilidad de volver a soñar con vivir en libertad es la coyuntura que se les da a principios de 1890 cuando se produce la oportuna coincidencia de un país dispuesto a recibirlos, un científico visionario y un banquero filántropo era lo mejor que se les presentaba (Argentina- Guillermo Loewenthal- Barón de Hirsch).

Esa feliz conjunción acciona de disparador. Sirve para catapultar a los judíos de Rusia a la búsqueda de un futuro de trabajo y dignidad, al logro de un nuevo entorno libre de preconceptos y de limitaciones, donde puedan recrear un mundo para sus hijos y los empuja a recuperar el valor imprescindible para romper con el fatalismo que los inmovilizaba.

En julio de 1891 comenzó su desplazamiento. La mayoría de ellos eran de de Besarabia, Podolia y Maldavia. Eran humildes y con poco grado de instrucción cultual. No muchos pudieron cumplir con el anhelo de trasladarse con todos sus seres queridos. No todos los que deciden a iniciar una nueva vida aquí tienen la entereza suficiente como para lograrlo, la empresa no era fácil y no entra en la filosofía de Barón evitarles esfuerzos. Las tierras compradas para iniciar la colonización por el Barón Mauricio de Hirsch estaban a 300 km de Bueno Aires y aparentaban no ser las mejores, cuando el 31 de agosto de 1891 llegan a ellas los inmigrantes arribados en los vapores Lissabón y Tiolo.

Nada de lo que esperaban doblegó sus espíritus, ni sus cuerpos. No había carretas suficientes para su traslado, ni gente que hable su idioma. Tampoco había casas, comida ni un signo de humana comprensión a su desventura. Las falsas expectativas se ven desde la hora inicial de la colonización, pero los más equilibrados sienten que se les niegan derechos. Recién cuando arribaron aquí se enteran del compromiso que deberán cumplir sin poder modificarlo.
Son clausulas unilaterales que sobre las bases de afianzar la colonización, sofocan desde un primer momento al colono.

Los inmigrantes llegados en esta fecha fueron unos 567. Oscilaban entre 18 y 38 años, y sólo una treintena de ellos manifestaba tener conocimientos en tareas agrícolas. La gran mayoría se registró como peones y obreros asumiendo así su desconocimiento. Por eso es loable el cambio ya que a principios del siglo XX quienes inspeccionan la colonia quedan impresionados de ver aquellos improvisados agricultores convertidos en hábiles trabajadores rurales.

Colonia Mauricio es una denominación globalizadora de
tierras de orígenes y calidades diferentes. Primeramente se adquirieron 24.654 ha. Negociación que hiciera Loewenthal para las empresas de Barón Hirsch conocida como Jewish Colonization Association (J.C.A) luego se adqurieron 211 más y estas forman el corazón de la colonia. Allí al costado de una gran laguna llamada la laguna de Algarrobos se levantaron el edificio de la administración de la J.C.A el cementerio, la escuela, el lugar de balos rituales el hospital y las carpas donde se alojaban a los judíos. En 1900 la colonia se amplía en 8.810 ha., logrando para 1902 la Jewish tener 43.485 ha.

En todo este tiempo transcurrido desde 1891 hasta 1902, conforma un periodo caracterizado por la injusticia de los encargados de administrar la Colonia, las penurias de la ambientación, las frustraciones personales y angustias familiares. Se les hace difícil ajustar la ilusión a la realidad que los rodea, es que estas tierras formaban parte de la inmensa y semidespoblada pampa y el centro poblado más cercano se estaba formando en las adyacencias de la Estación Carlos casares recientemente creada (25-3-1889) es en este paraje al que en agosto 1891 arriban los colonos, como destino final de su viaje en tren desde la Estación Once de Septiembre. Para esa fecha Casares solo era un pequeño poblado constituido por una decena de pequeños ranchos habitados por inmigrantes de otros orígenes, casi tan desvalidos como los que arribaban.

Fueron arriados hasta Mauricio, no tuvieron más contacto con aquel centro, la J.C.A, cubría sus urgencias y de a poco se organizaban para hacer de la Colonia un centro de autosuficiente. Este aislamiento intencionalmente buscado por la administración era para evitar roces o choques con los pobladores del lugar. Esto produjo un efecto contrario, ya que se sintieron discriminados, y algunos lo tomaron como soberbia, pero pronto eso fue dejado de lado al ver que estos colonos solo venían a lo mismo que ellos los pobladores de otros credos y otros orígenes con la diferencia que ya venían organizados y protegidos con la posibilidad de tener sus tierras a cambio de duro trabajo.


El siglo XX acabó sin darle demasiadas razones para ser optimistas. Meses viviendo en ranchos miserables levantado con su inexpertas manos como alternativa válida para abandonar las carpas , inundaciones, sequias y mangas de langostas que les han arruinado las cosechas o producido mortandad entre el ganado, hijos creciendo sin otra perspectiva que continuar con la durísima experiencia de sus padres, niños muertos por falta de comida y de sanidad, una empresa que se niega a adecuar sus exigencias a la realidad que rodea al colono y administradores faltos de flexibilidad y sensibilidad. Sienten que sus días de dolor no han concluido a pesar de vivir en esta mágica Argentina.

Un hecho los gratificaba: vivían sin temores, o guetos y pogroms. Podían aspirar a una vida digna y sin limitaciones para sus hijos, nadie les impedía transitar, relacionarse o profesar sus cultos sin ocultarse. Amaban a este país y muchos de ellos pidieron la carta de ciudadanía. El proceso de adaptación y el de integración tuvieron la ventaja de que Casares está formado por inmigrantes.

El siglo XX les restituyó la esperanza, los mauricianos buscan caminos alternativos y no son pocos los que se abren ante ellos, los que no han claudicado-que son los más – comenzaron a en encontrarle un sentido al desgarramiento del trasplante. La creatividad y la audacia en el trabajo empezaron a dar sus frutos, abrieron surcos en las pampas y comenzaron a plantar semillas que les proveyó la administración. Así comenzó la comercialización, se intensificó el uso del alambrado y los campos eran utilizados para la agricultura y la ganadería, se sumó la producción lechera, esto hace que suplan la falta de asesoramiento con la práctica.

Comenzaron a ver cercano el logro de expectativas insatisfechas, organizaron actividades cooperativistas aumentaron la oferta educativa ampliaron sus actividades culturales, lograron mejorar su habitad mediante viviendas más confortables. Un solo fantasma los acosa la J.C.A se negaba a flexibilizar disposiciones que le niegan poder de decisión, no cumplen con el otorgamiento de las escrituras de sus tierras la Jewish se transforma en una empresa encarceladora, recién en 1920 tras la ayuda de un abogado y de su lucha logran mucho de los colonos obtener sus títulos. Colonia Mauricio fue designada como la más prospera de las colonias de la J.C.A en la Argentina.

Con el tiempo los colonos iniciaron su proceso de urbanización, en los poblados primero, en Carlos Casares después y por ultimo en cualquier otro punto del país, donde se les ofrecía ejercitar con dignidad su espíritu de empresa y de trabajo. De los hogares y de las escuelas de Mauricio salieron docentes, médicos, investigadores, artesanos, músicos, ingenieros, comerciantes, industriales; muchos sobresalieron dentro y fuera del país, muchos otros engrosaron la legión siempre amplia de los que tratan de sobrevivir, pero todos sin excepción, son argentinos agradecidos al país que ofreció a sus padres paz libertad y trabajo.

La experiencia de Mauricio les dejo a todos un sabor amargo. Esta Colonia primera organizada por la Jewish en la República Argentina, pagó con su futuro ser el campo de experiencia de una empresa ambiciosa en su proyecto pero limitada en sus posibilidades de viabilización exitosa.
Esto fue escrito por la profesora Susana Sigwald de Carioli y es la historia de los Colonos que habitaron nuestras tierras.

Lo que fue la Colonia, hoy son cuatro pueblos rurales: Smith, Moctezuma, Mauricio Hirsch y Algarrobos, donde se encuentra el cementerio, declarado sitio Histórico Provincial en 1991 por ser el primer cementerio judío de la provincia de Buenos Aires y el segundo en el país. Este Cementerio fue una de las primeras construcciones que hicieron los colonos cuando llegaron a Mauricio ya que una feroz tormenta produjo la voladuras de chapas de las carpas donde se alojaban los colonos y esa noche en medio de la gran desesperación perdió la vida Rice Sverdlick, tan recordada por Alpersohn y por Garfunkel en sus crónicas y también un niño de tan solo 6 años de edad, víctimas de este fenómeno y fueron sepultados a orillas de la gran laguna que lleva el nombre de este pueblito. También aquí se encuentra el edificio donde funcionara la administración de la J.C.A que se puede observar desde el camino que lleva al cementerio ya que el edificio hoy está en una propiedad privada que trata de conservarlo, pero no se puede acceder, detrás del Cementerio, se encuentras rastros de lo que fue el fortín de Algarrobos en 1869 los comandantes, de las denominadas “Fronteras del Oeste” de Buenos Aires, instalaron este fortín que estuvo en actividad hasta 1.876.

Este lugar tiene para los casarenses una riqueza cultural única, la cual tratan de conservar y mostrar, pese que ya no hay gente viviendo en este paraje, que solo quedan unas pocas casas. La escuela funciona con un solo docente y hay un pequeño rancho de adobe que construyeron nuestros colonos y al cual nosotros preservamos.

Lamentablemente por hechos de vandalismo, el cementerio está destruido, impacta su estado de destrucción de un 80 % ya que el predio fue profanado en dos oportunidades (2008 y 2012). Hay más de 200 tumbas, las cuales están sectorizadas. Se pueden observar la iconografía de las mismas, y además el contenido de los epitafios. Hay un sector para los niños que fallecieron por la epidemia de sarampión, otro para los suicidas y en otro se encuentran las mujeres vírgenes, otra para los criminales, todos en hileras bien definidas. También las crecidas de la laguna Algarrobo en épocas de inundación afectaron al cementerio y también contribuyeron en parte al mal estado en que hoy se encuentra.

Los pobladores actuales tratan de hacer que todos aquellos que tengan una descendencia de aquellos colonos que están sepultados allí, se hagan un tiempo que vengan a ver el estado en que esté, en aras de tratar de reconstruir todo este patrimonio. En Casares son muy pocos los Judíos, que hoy quedan y la mayoría ya son personas grandes y los más jóvenes están comenzando a trabajar en la recuperación y puesta en valor, de estos sitios con tanta historia.

En MOCTEZUMA: se puede visitar la sinagoga que data de 1914, atendida por el señor Pigne hijo de colonos, de 80 años, quien hizo sus primeras letras y ceremonias en ese Shil . El 19 de octubre de 2014 la localidad cumplió 100 años. Al celebrarse el centenario se realizó una ceremonia interreligiosa. Hay dos antiguos paneles de techo que se encuentran en estado original de la época. Lo demás se encuentra restaurados. Hay libros y objetos religiosos Hay pupitres con tintero porque funcionaba allí una escuela.
Hoy solo es un lugar de visitas, no se hacen oficios.

SMITH:. Otro pueblo que conformaron la Colonia y que se puede visitar, la profesora que está a cargo del Museo “Raíces” depositario de los objetos históricos y que funciona en un anexo construido en el galpón de la que fuera una sinagoga en 1930, utilizada hasta la década del 60. Aun se pueden observar las pinturas en sus paredes, A esta localidad se la conoce por la Fiesta del ladrillo y las domas.

MAURICIO HIRSH: Recibe su nombre en homenaje al fundador de la J.C.A. (Jewish Colonization Asociation) Allí se encuentra la casa de Marcos Alpersohn, cronista de la colonia judía. La Estación del ferrocarril, donde se puede disfrutar de picadas, hay una estafeta postal y almacén de ramos generales (solo la estructura de la casa). Se puede conocer la casa de Salomón Resnik que fue el fundador de la Revista Judaica.

LA CIUDAD DE CARLOS CASARES
La Sociedad Israelita cuenta con un edificio en el que funcionaba la Sinagoga construida en 1906, donde se realizaron las principales celebraciones de la ciudad. Las mujeres subían a los palcos del primer piso desde donde escuchaban el oficio, la Planta Baja era para los hombres. Funcionó también como teatro. Posee una magnífica araña de principios del siglo XX, junto con su techo., palcos, una bella arquitectura de pdos del siglo En su interior se atesoran elementos de culto: dentro del Aron Acodesh se encuentra una importante cantidad de toroth traídas de Rusia por los grupos de judíos que llegaron a poblar la Colonia Mauricio en 1893. Se destaca su acústica perfecta a pesar del tiempo trascurrido desde su construcción.

Actualmente se desarrollan acontecimientos sociales y culturales. Muy de vez en cuando se celebra algún oficio. Nuestra ciudad ya no cuenta con Rabinos. Había en Casares cuatro Sinagogas y una escuela Tamul Tora.

En la ruta Guillermo Loewenthal está ubicado el Cementerio de la Sociedad Israelita donde actualmente se están sepultando todos los difuntos judíos y que se encuentra en perfecto estado de conservación y limpieza.
Para ir finalizando es de destacar el Carlos Casares la integración de las tres colectividades que formaron a esta Ciudad, que son la Española, la Italiana y la Israelita, ellas están presentes con sus banderas en la Plaza principal, en un altar en la Parroquia de la ciudad, algo único en el país, como así también en el despacho del Señor Intendente Municipal.